Las poblaciones de grandes mamíferos en Europa diezmaron tanto que algunas de las especies estuvieron a punto de desaparecer a lo largo del siglo pasado, como el bisonte europeo o el lince ibérico. Sin embargo, una demografía más concentrada en las ciudades, leyes ambientales más firmes y el cambio de percepción hacia los animales en las últimas generaciones está haciendo que la fauna vuelva a repoblar el viejo continente.

La ecuación de la conservación de la biodiversidad es compleja y aglutina muchas variables y el ecoturismo es, sin duda, una de ellas. Este tipo de turismo, siempre que se haga éticamente, tiene la capacidad de revalorizar la zona y de dar un valor añadido a las áreas rurales, proporcionado así un dinamismo económico a través de los viajes. Además, puede ser un incentivo para otras regiones que se encuentren en una situación similar.

El oso pardo, el lobo gris, el lince ibérico, el lince boreal y el glotón son los cinco grandes carnívoros que habitan en Europa. Antiguamente, la distribución de las cinco especies alcanzaba gran parte del continente pero, a mediados del siglo pasado, sus poblaciones se encontraban gravemente fragmentadas y diezmadas.

El turismo de observación de fauna ha ayudado a cambiar la percepción que tiene la sociedad hacia estos animales y a educar a las generaciones futuras de la importancia que tienen a nivel ecológico y económico. Además, al proteger una especie paraguas (concepto ecológico), como los grandes carnívoros, se está protegiendo muchas otras especies. Por ejemplo, protegiendo el lobo, que requiere de grandes extensiones de territorio y una amplia variedad de presas potenciales (como ungulados, etc.), también se protegen todas las especies (tanto vegetales como animales) que habiten en dicho territorio.

En el mapa anterior se muestran algunas de las mejores zonas de Europa para observar fauna salvaje. En estos lugares el turismo de observación de fauna ha sabido desarrollar un producto de calidad focalizado en la naturaleza y, en especial, a la presencia de los grandes predadores. Donde antes había odio y persecución, ahora se está forjando una coexistencia imprescindible.

Observación de grandes carnívoros en la península ibérica

La península ibérica alberga ecosistemas muy diversos debido a su posición geográfica, a caballo entre el norte de África y el sur de Europa, pasando por las altas montañas de los Pirineos, los bosques atlánticos del norte ibérico, hasta el paisaje mediterráneo seco del sur. Esta gran diversidad de paisajes y ecosistemas ha hecho que España tenga una biodiversidad muy elevada, siendo un hotspot (UICN) mundial.

El lobo, el lince ibérico y el oso pardo son tres grandes carnívoros que están recuperando su antiguo territorio en diferentes zonas de España. El lince boreal también habitaba en el norte de la península, pero se extinguió por completo en algún momento del siglo pasado. A continuación, se propone un recorrido por seis lugares de España, únicos y con una característica en común: se puede observar fauna salvaje y grandes carnívoros. Un recorrido de 1466 km que transcurre por montañas, bosques, pastizales, marismas y bosques mediterráneos en busca de linces, lobos y osos.